Hola, bienvenidos.

No se hagan falsas ilusiones y no piensen que el ataque bloggero llegó para quedarse.

Sólo me pareció copado compartir mi mundo; pasado, presente y futuro.

Igual, dense una vueltita de vez en cuando, tal como se visitan viejos amigos...

sábado, 20 de marzo de 2010

Estás ahí

Estas ahí, a una poca distancia que se puede franquear con el hipnotismo que tu boca y tus labios ejercen sobre los míos. No saber qué se te pasa por la cabeza mientras en la mía desfilan imágenes de cosas compartidas juntos, me genera desasosiego.
Por un momento, por un breve momento, veo en tus ojos algo muy similar a lo que deben reflejar los míos. Me pregunto si no son mis deseos desenfrenados los que me hacen pensar que vos me mirás de la misma manera que yo te miro.
Por menos de lo que dura un suspiro, siento que vos también tenés esa urgencia de tomarme en tus brazos y besarme sin que importen las consecuencias, sin que importen las apariencias, sin que importen las cosas que nos separan.
No quiero sentir que estás jugando conmigo, pero no puedo evitarlo.
No quiero sentir que te quiero más allá de lo que puedo quererte, pero no puedo evitarlo.
No quiero sentir que no puedo tenerte, pero lo siento.
Quisiera que no se me note lo mucho que siento por vos. Quisiera no estar tan vulnerable ante tu presencia. Esta tontería adolescente que me hace estar en las nubes un minuto y desesperadamente triste al otro.
Me gustaría sentirte dentro de mí. Me gustaría que te entregaras, por una vez en la vida, rendido a mis brazos y me dejes cobijarte con mis besos, mis caricias y mi piel. Me gustaría mirarte a los ojos mientras un dulce beso tuyo se deposita en mis labios. Me gustaría cerrar los ojos cuando tu lengua se encuentre con la mía. Me gustaría acariciarte el pelo mientras me abrazás.
Sentir el suave reflejo del sol en un día primaveral se debe comparar a recostarme a tu lado y jugar con mis dedos en tu pecho desnudo. Una lluvia cálida de verano debe compararse con tus manos recorriendo mi espalda buscando formas reconocibles a partir de unir los lunares que la salpican.
Y cuando todo haya pasado, sentarnos a tomar algo y recordar que, alguna vez, fuimos amantes además de amigos.

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